La cadena de precios de los alimentos se compone de diversos actores.
• Los productores de alimentos básicos (sector primario).
• Las industrias de productos alimenticios (sector secundario).
• La comercialización de los supermercadistas (sector terciario).
• Los transportistas de los productos.
• El Estado, a través de la carga tributaria y regulaciones.
De todos ellos, ¿quién es el máximo responsable en la formación de precios?
PRODUCTORES, sector primario
Raúl Robin, Presidente de Economías Regionales de CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa), señala que existe desprotección en los extremos de la cadena (productores y consumidores) y una alta concentración en el sector intermedio (industrias y supermercados).
Las industrias y los comercios tienen la libertad de acomodar sus precios en función de sus costos y una ganancia adecuada. El único sector que no puede fijar sus precios es el de los productores primarios. “Los productores son sujetos pasivos en la determinación del precio”, señala Robin. Desde la cámara aseguran que el Estado tiene que garantizar un mínimo de rentabilidad y que se hereda una mala política estratégica de subsidios. “En las regiones más liberales del mundo (Europa y EEUU) hay una fuerte intervención del Estado a través de subsidios a los productores, en sentido estratégico, para mantener a las familias productoras trabajando en lo que saben, en el campo, en lugar de obligarlos a emigrar para engrosar conurbanos y terminar siendo subsidiados, no por producir trabajando su tierra, sino por desempleo”.
INDUSTRIAS, sector secundario Es un sector que presenta grandes concentraciones monopólicas, principalmente en aceiteras, molinos y bebidas. Víctor Fera, dueño de Marolio y Molto, asegura: “la falta de oferta de marcas de un mismo producto en góndola no es casual. Mis productos no los venden en los grandes supermercados… ni a mí ni a muchos otros”.
Fera ha denunciado en los últimos meses en diferentes medios un acuerdo entre la empresa Molinos Río de la Plata (dueña de las principales marcas de fideos, galletitas y aceites), la ASU (Asociación de Supermercados Unidos) y el Secretario de Comercio, Miguel Braun, para excluir la competencia de la góndola y favorecer a las industrias del sector secundario que concentran la oferta. La ASU está presidida por Alfredo Coto y su Vice Presidente es Federico Braun, tío del Secretario de Comercio y dueño de La Anónima, la cadena de supermercados más grande de la región sur de nuestro país.
SUPERMERCADISTAS, sector terciario Este sector es la cara visible de toda la cadena frente al consumidor. Es muy amplio y de realidades diferentes, compuesto por el pequeño almacén, el mediano, los chinos, las cadenas regionales y las grandes cadenas.
Fernando Aguirre, de FASA (Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios), afirma: “los medios señalan a los supermercados erróneamente como los responsables de la inflación”.
Es importante que la gente distinga entre formación de precios e inflación. “Es muy fácil para los gobiernos echarle la culpa a los supermercados, porque son los que ponen la cara con la gente. Lo que los consumidores tienen que saber es qué responsabilidad tiene el Estado con la enorme carga impositiva que conforma el precio final de los productos”, asegura Aguirre. Con respecto a las 6 grandes cadenas (2 nacionales y 4 internacionales), Aguirre admite que tienen un poder muy grande y lo usan mal y afirma: “Si los dejan se quedan con todo, pero la inflación pasa por otro lado”.
TRANSPORTE El transporte es muy caro e impacta en distintos puntos de la cadena e influye negativamente sobre el precio final de los productos. Argentina perdió kilómetros de vías ferroviarias y tiene un escaso desarrollo en el transporte fluvial, que representa en costo un tercio del valor de ser transportado por ruta. En volumen, casi el único medio actual es a través de camiones y tenemos un precio caro del gasoil, por encima de muchos países de la región o del mundo.
ESTADO Los sectores que componen la cadena son muy desiguales. En los extremos, hay mucha dispersión y competencia (productores, comercios pequeños) y mucha concentración en los intermedios (industrias) y las grandes cadenas. Para equilibrar la cadena y evitar abusos en la formación de precios es fundamental el compromiso del Estado con políticas antimonopólicas y de seducción para la inversión extranjera y así lograr mayor oferentes y evitar la concentración.
