En los primeros ocho meses del año, la reactivación en la compra-venta de terrenos apenas se sintió, en un sector caracterizado por el aumento de la oferta y la escasez de la demanda. Pero los dueños de la tierra se resisten a bajar los precios.

Entre los reclamos del sector se anota la necesidad de flexibilizar la Ley de Tierras 26.737, que impide que grandes inversores extranjeros puedan comprar tierra, con un límite de hasta 1000 hectáreas en zona núcleo o su equivalente de acuerdo a la provincia.

El inversor que quiere refugio de capital «se olvidó del negocio agropecuario» y privilegia otras inversiones como las financieras.

Según los datos oficiales que maneja el Ministerio de Agroindustria, la cosecha para la próxima campaña se prevé que llegará a un récord de 137 millones de toneladas de granos. Pero hasta el momento, ese dato, no dinamiza el mercado inmobiliario rural.