viernes, abril 19, 2024

Cómo pasar de un pequeño emprendimiento a franquiciar

Fernando Lensina, dueño Asteroptica, estuvo en “Franquicias que Inspiran” y detalló cómo fue el proceso que lo llevó de vender sólo seis anteojos en un monoambiente a franquiciar su marca y afianzarse en el rubro.

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–¿Cómo arrancó Asteroptica?

La frustración fue un buen disparador para poder iniciar este proyecto. Yo trabajaba en relación de dependencia en varias empresas del rubro y en un momento sentí la necesidad de emprender. Necesitaba trascender y progresar. En un principio fue un emprendimiento personal pero lo transformé en una empresa personal.

En el año 1999 y hasta el 2003 habíamos contratado una franquicia de óptica en la zona de Belgrano que se inundaba. Obviamente después del 2001 nos fundimos pero de eso aprendimos y cuando pensé que nunca iba a poder volver a emprender, internet me permitió generar un proyecto. En 2006, una madrugada desvelado pensé el nombre y surgió Asteroptica porque fuimos producto de Mercado Libre y la página no dejaba poner muchos caracteres. Luego vino el slogan que es “la nueva forma de ver el mundo” y que es lo que coincide con nuestro proyecto que es ver las cosas desde otro lado.

Arranqué en un monoambiente de un piso 11 de caballito y la inversión inicial fueron 6 anteojos. Tenía todo en contra y me terminaron echando del edificio, pero hubo muchas cosas que favorecieron al crecimiento de la empresa como la mayor conectividad y los cambios de hábitos de consumo. Había otras personas que vendían anteojos por internet pero nosotros lo profesionalizamos desde el día uno y eso fue lo que hizo que la gente se identifique con el proyecto. De un ambiente pasamos a dos y después pasamos a un local en José María Moreno y Rivadavia que es la casa central y que tiene 100 metros cuadrados de óptica y hay dos salones de ventas, un depósito, oficinas y un taller propio donde generamos todo.

Ya en el 2011 fundamos nuestro primer local a la calle porque desde el principio pensamos en vender franquicias. En Caballito teníamos un showroom, pero necesitábamos un local funcionando donde mostrar a nuestros franquiciados cómo funcionaba Asteroptica. Desde ahí se abrieron más locales y vendimos nuestra primera franquicia en el 2015.

En el desarrollo nos pasaron cosas como a todos pero hoy estamos muy felices y ya la empresa tiene 11 mil anteojos. El crecimiento fue fructífero. Hemos desarrollado instrumental y tenemos muy buenos profesionales detrás de los mostradores que hace que cuando las personas llegan con una necesidad visual, nosotros podamos satisfacerlo.

–¿Cuál es tu diferencial?

Anteojos podés comprar en cualquier lado, no hace falta ir a Asteroptica, pero lo que hacemos es que la gente sienta un trato personalizado y por suerte hemos hasta formado parejas de clientes que se han conocido en los locales esperando a ser atendidos. También tengo la satisfacción de que mis primeros 3 clientes me siguen comprando.

Hay una anécdota muy familiar que es que cuando nació mi primer sobrino, fue un 7 de agosto, día de San Cayetano y en la puerta de la clínica acordamos asociarnos con mi hermana. Al principio estaba solo y luego empezaron a venir mis hermanos y toda la gente que contratamos que hoy integra la empresa.

–¿Cómo personalizan los anteojos?

Nosotros tenemos varios nichos. Tenemos una community manager que maneja las redes, un canal de Youtube donde generamos contenido y tenemos influencers. En ese trabajo que hicimos en las redes encontramos la forma de personalizar los anteojos. La gente viene y quiere que su anteojo sea distinto al de otra persona. Entonces lo customizamos y le ponemos un color de cristal distinto. Le transformamos un anteojo de receta en uno de sol o al revés. Estamos trabajando el concepto de personalizar que es lo que todo el mundo quiere.

También tenemos testers en los locales donde comprobamos la calidad de los cristales por si tienen protección UV o no.

–¿Cómo es tu trabajo social?

Tratamos de hacer campañas de concientización y muchas veces nos acercamos a los colegios, clubes y a veces donamos anteojos a personas de bajos recursos. La idea es acercarle nuestros servicios a la comunidad.

–¿Qué fue lo más difícil que te pasó con un franquiciado?

Que nos hayan generado una deuda comercial. Nosotros apoyamos cien por ciento al franquiciado y en un año difícil generan una deuda para la que hay que tener una espalda importante. Nosotros tenemos una cuenta corriente con ellos y somos los proveedores de los anteojos y en algún momento tuvimos que tomar la decisión de dar de baja a la franquicia porque no cumplió con el acuerdo.

Nosotros lo que le proponemos a la franquicia es que si hay algo que no funciona, rompamos todos los papeles y arranquemos de vuelta. Nos tiene que ir bien a todos.

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