sábado, abril 20, 2024

Qué implica dolarizar la economía argentina

Cada vez se habla más de la posibilidad de dolarizar nuestra economía. Volvió también la opción de la convertibilidad a la agenda. Mientras los números siguen complicados. En Qué Hacemos con los Pesos (A24) analizan las implicancias de ambos caminos y la experiencia de Ecuador en una entrevista con el ex Ministro de Economía de ese país.

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Terminó el primer trimestre del año y además de la acelerada inflación, la actividad muestra signos de desaceleración. Muchos indicadores comenzaron a empeorar. Y aún con acuerdo con el FMI los dólares financieros no están exentos de sufrir algún rebote alcista.

El Gobierno tiene tres metas muy claras para este año, en base al acuerdo con el Fondo: generar dólares para las reservas, reducir la brecha del tipo de cambio y el un gran desafío fiscal, bajando la emisión de dinero.

“La mochila social que genera los desequilibrios macroeconómicos encolumnados en la inflación obliga al Gobierno a tener que evaluar reformas que permitan bajar el gasto y reducir la inflación”, indicó Mariano Otálora, conductor del programa Qué Hacemos con los Pesos (a24).

“Pero las reformas son las que el Gobierno no quiere encarar. Todo el desmadre y los desequilibrios macroeconómicos que se vienen acumulando hace tantos años tal vez obliguen a la dirigencia a tomar alguna medida distinta”, remarcó Otálora. ¿Será por el camino de la convertibilidad o la dolarización?

Y para conocer más sobre la opción de dolarizar la economía, en el programa entrevistaron a Mauricio Pozo, ex Ministro de Economía de Ecuador.

Su país tuvo en 1999 una crisis de las más severas de toda su historia económica. Se manifestó, entre otras cosas, por un quiebre del 70% del sistema financiero.

“El 70% de la banca quebró en Ecuador. La gente ya no creía en la moneda nacional, el Sucre. Ya no ahorraba en Sucres. Muchos bienes se transaban en dólares, los ahorros se llevaban al exterior. Por tanto el Banco Central sólo controlaba una parte de la cantidad de la liquidez. Una buena parte se había convertido a dólares. El país entró en una escalada ascendente de demanda de dólares. El Banco Central empezó a entregar y perder reservas. Era algo que ya no podía controlar. Además un déficit fiscal importante”, graficó Mauricio Pozo.

“El Gobierno terminó decretando la dolarización. En el mercado ya se venía produciendo esa dolarización. El 70% de los activos y pasivos ya estaban en dólares. El proceso de dolarización ya se había producido por la falta de confianza en la moneda. Sin confianza, las monedas van desapareciendo”.

“Con esto, de un día para el otro paró la demanda de dólares. Pero el proceso no fue simple. Primero apareció una ley marco para que el proceso se pueda dar. La parte esencial fue determinar al tipo de cambio que se dolarizaba”.

“Y el tipo de cambio correspondía a la cantidad de dólares que teníamos en las reservas, para poder hacer el canje con los sucres en circulación. En ese sentido, la depreciación cambiaria fue de 260% en un año. Empezó con 5.800 sucres por dólar en diciembre de 1998 y en enero de 2000 se hizo a 25.000 sucres por dólar”.

“La realidad es que nunca existió un tipo de cambio óptimo. Esa fue la cotización vinculada con los sucres circulando y los dólares en la reservas. El resto fue poco a poco convirtiéndose”.

“Y se hizo un proceso a través del cual se acompañó del congelamiento de los depósitos cambiarios. La gente que tenía ahorros en sucres, vio licuado sus ahorros respecto de lo que tenía al inicio del proceso. En la parte de las deudas, tuvieron que postergarse los vencimientos en plazos mayores”.

“Fue un proceso difícil. Pero en un plazo relativamente corto la economía se readecuó a las condiciones. La gente terminó ganando mucho menos en dólares. Pero poco a poco empezó a perderse parte del problema que veníamos arrastrando, la inflación y depreciación cambiaria creciente. Eso se cortó prácticamente de raíz”.

“Cuando se opta por la convertibilidad, no se opta por una nueva moneda, sino por la paridad entre una y la otra. Con la dolarización ya el control no depende al Banco Central de Ecuador. Todo depende de las decisiones de Estados Unidos. La política cambiaria y monetaria prácticamente desaparecen”.

“Para un Gobierno desordenado, como lo fue el de Correa que duró 10 años, la mejor forma de controlar los excesos fue a través de este tipo de control. La dolarización pone saco de fuerza que no permite financiar déficit con impresión de moneda e impide que la válvula de escape sea la inflación”.

“Para la economía Argentina, lo óptimo es no perder un instrumento monetario. Pero si ya por la historia se ve que los gobiernos no se manejan en línea y orden, la dolarización puede ayudar”.

“Pero hay que complementar esto con un mercado laboral más flexible. Hay que preparar a la economía para que el esquema pueda funcionar. Sobre todo en el ámbito fiscal. Este sector tiene que ser mucho más ordenado en la administración”, explicó el ex Ministro de Economía ecuatoriano.

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