Microinversiones inmobiliarias: una estrategia sólida frente a la tensión cambiaria
No es novedoso afirmar que los procesos electorales configuran escenarios de alta volatilidad. Sin embargo, las elecciones legislativas de octubre parecen recrudecer la relación que existe entre las urnas y la economía. La incertidumbre respecto a los resultados y, por lo tanto, a la capacidad operativa del oficialismo en el Congreso, genera la adopción de estrategias defensivas por parte de empresas y particulares.
Basta con observar los últimos datos relativos a la compra de divisas: durante el mes de julio, los argentinos compraron más de USD 3.400 millones. Un incremento del 42% respecto a junio. Es cierto que algo de este porcentaje responde a la demanda por vacaciones de invierno, pero también lo es que durante dicho mes el dólar subió casi 14%. Asimismo, un reporte de la consultora PxQ revela que el 45% de los dólares comprados por ahorristas fue guardado bajo el colchón. Evidentemente, la clase media comienza a evaluar alternativas para proteger sus ahorros, aún de manera preventiva.
Es en este contexto que la microinversión inmobiliaria emerge como una herramienta útil, no sólo para evitar la depreciación del ahorro, sino también para generar ganancia. Se trata de una forma de invertir en el sector inmobiliario con montos de entrada muy inferiores a los necesarios para adquirir un inmueble completo. Este modelo no apuesta por la clásica compraventa de propiedades, sino por el aporte conjunto al desarrollo de proyectos inmobiliarios. Según relevamientos recientes, Argentina lidera el ránking de inversión en inmuebles tokenizados en Latinoamérica. Esto habla de un reflejo histórico lógico: incluso cuando parece estar aplacada, la inflación opera a partir del temor.
Si bien en un inicio el concepto nació vinculado al real estate domiciliario, en los últimos años también se extendió al real estate comercial. Según la empresa de consultoría e investigación de mercado Grand View Research, este segmento generó ingresos por USD 1.358 mil millones en 2024 , y las proyecciones indican que alcanzará USD 1.915 mil millones para 2030.
En EE.UU., sólo el negocio del self storage genera 35 mil millones de dólares al año. Este modelo, similar al de las cocheras en Argentina, se basa en la subdivisión de edificios de almacenamiento en unidades y, a partir de los USD 50.000, permite acceder a un título de propiedad. Montos impensados en el segmento domiciliario. La tendencia también se percibe en el plano local, con oficinas en recuperación, logística en expansión y un retail casi pleno
Enfocado en activos pequeños o en fracciones de grandes desarrollos, el real estate comercial ofrece tres grandes ventajas al ahorrista: montos bajos de ingresos, renta en
dólares y posibilidad de generar carteras diversificadas. Además, muchas alternativas del sector permiten invertir en el exterior, en un contexto internacional que favorece su expansión: la tendencia global presenta un descenso de la tasa de natalidad y un incremento de la producción. O sea, en muchos países comienzan a ser más necesarios los almacenes que los edificios.
Por otra parte, el clima de incertidumbre que invadió la Argentina en las últimas semanas también produce un realzamiento del atractivo de los activos tangibles por contraste. El cambio de rumbo que supone la intervención del Gobierno en el mercado cambiario generó inquietud en Wall Street: bonos y ADRs argentinos cayeron en la bolsa, al tiempo que se incrementó el riesgo país. Una respuesta natural en un mercado que es esencialmente cauto, y espera tanto el desenlace electoral como el reordenamiento de la política económica para decidir sus próximos movimientos.
En medio de un escenario incierto, las microinversiones en real estate comercial no solo democratizan el acceso al ladrillo, sino que abren la puerta a estrategias de ahorro más inteligentes que guardar dólares de a montones bajo el colchón. La clave para el ahorrista es incorporar un concepto fundamental: el que apuesta al dólar quizás no pierda, pero el que apuesta solo al dólar seguro no gana.