martes, abril 30, 2024

Gutiérrez: «Podemos tener un mercado totalmente libre a partir del 1 de enero de 2018»

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Los precios de los combustibles en la Argentina están entre los más caros del mundo. El litro de nafta se despacha a US$ 1,20, un valor impensado para otro país que es productor petrolero. El mercado local está desacoplado del mundo: no se rige por oferta y demanda, sino por reglas de juego acordadas entre el Gobierno, la industria, los gremios y las provincias. Miguel Angel Gutiérrez, presidente de YPF, cree que esa situación puede cambiar. Que los importes locales que pagan los consumidores pueden ser más parecidos a los del resto del mundo.

“No es algo que podamos hacer mañana a la mañana, sería un problema que tiene impactos laborales, en las provincias y otros que no podemos soslayar. Pero de acá a fines de 2017, podemos tener un mercado totalmente libre a partir del 1° de enero de 2018. Creo que la industria está en condiciones de hacer el trabajo necesario para encajarse dentro de esas reglas”, define Gutiérrez.

“Tenemos que mirar la competitividad con Brasil. En el precio sin impuestos estamos casi igual. El problema es que los impuestos aquí son más altos”, explica Gutiérrez. Propone que la industria forme una mesa de diálogo para bajar los costos y modificar los impuestos. “Una posibilidad es pensar una política estratégica que funcione con los vaivenes del mercado. Por ejemplo, manejar el ITC (el impuesto a las transferencias a los combustibles, uno de los tributos que más pesa en el precio) como un acordeón: cuando hay problemas de demanda y caída económica, se lo baja y cuando se está mejor, se lo sube”, propone.

El último balance de YPF anotó un rojo extraordinario y su actividad de producción cayó. Gutiérrez lo explica en el contexto internacional, de la baja en el precio del petróleo. Estima que el barril se ubicará en un rango de entre US$ 50 y US$ 60 por los próximos 5 años. El ejecutivo reconoce errores por parte de la compañía en Vaca Muerta, pero dice que la gestión anterior (de Miguel Galuccio) fue “buena”. También defiende la “transparencia” en al acuerdo con Chevron, negando que se haya desviado dinero a sociedades offshore a nombres de directores de la empresa, un mecanismo que se utilizó para esquivar posibles embargos por parte de los acreedores de la deuda argentina. “El dinero que tenía que haber entrado, entró en el Banco Central”, asegura.

“Vaca Muerta es un regalo, tenemos todo el gas que necesitamos”, enfatiza el presidente de YPF. La petrolera estatal busca socios extranjeros para esa yacimiento. “Para el gas se necesita dar un horizonte para que la inversión venga. Eso nos está faltando. Esa es la discusión de la industria, la de establecer un horizonte de 4 a 5 años en que se le fije un precio a la industria”, puntualiza.

En las audiencia pública del gas que se celebrará esta semana, el Poder Ejecutivo propondrá un precio de US$ 6,78 por millón de BTU de gas (la unidad de medida de la industria). “Un precio en US$ 7 o algo superior a US$ 7 funciona. Si le permiten al inversor nuevo un precio de US$ 7-7,50, van a venir muchas inversiones, se ilusiona. “Esperemos para después de las audiencias, (vendrá) la fijación de un cronograma para el sector residencial”, marca. “Durante los próximos 5 a 7 años vamos a tener que importa gas”, señala.

Lo siguiente es un extracto de su diálogo con Clarín.

-En su paso por el Congreso, el ministro Juan José Aranguren marcó problemas en la producción de YPF en Vaca Muerta. ¿Cuál es su posición?

Es el tema de los pozos verticales (n. de R: una forma de extracción de petróleo) en vez de los pozos horizontales. Se aprendió de los errores y se cambió la modalidad de trabajo. En un proceso como el que se ha vivido, algunos que otros errores cometeremos. Lo bueno es que aprendamos y podamos corregir.

-¿Pero no son errores muy costosos? ¿Por qué ahora anotan pérdidas?

-Los resultados del primer semestre del año están impactados por todo el proceso de ajuste de precios relativos que hemos vivido en este tiempo. Está desde el tipo de cambio, hasta el ajuste en los precios de los combustibles, que ha sido gradual, que todavía no hemos completado. Si quisiéramos estar en los mismos niveles de los precios en dólares que estábamos en 2015, todavía nos queda (aumentar) un 12%.

-¿Cuándo será el próximo incremento?

Teníamos aumentos en agosto y aumento en noviembre. El de agosto ya fue, el de noviembre no sabemos. Nos sentaremos en octubre.

-Las petroleras locales reciben un precio «criollo» más alto que el internacional. ¿Hay que eliminarlo para que bajen los precios?

Ha habido una caída en la venta de productos de nafta y gasoil. No hay tanto margen para aumentar los precios en esta situación de demanda. Pero para ir recomponiendo márgenes de refinación hay que ir bajando el precio del crudo doméstico. Se acordó bajar un 2% mensual.

-¿Se lo puede eliminar?

La posibilidad existe. La pregunta es cuándo. No hay ninguna duda que nuestra industria tiene que ajustarse a los nuevos valores del mercado internacional.  Durante los próximos tres/cuatro años, los precios del barril van a estar entre US$ 50 y US$ 60. Si creemos en esa teoría, tenemos que mirar hacia adentro y decir cómo hacer para ser rentable y eso impone que la industria se siente con todos los actores y haya un plan plurianual donde encajemos la industria en esos valores.

-¿Cómo pasará?

Tiene que haber un proceso gradual donde el precio del crudo doméstico converge con los precios internacionales. No algo que podamos hacer  mañana a la mañana, eso sería un problema que tiene impactos laborales, en los ingresos de las provincias y otros impactos que no podemos soslayar. (Será) de acá a finales de 2017, para tener un mercado totalmente libre a partir del 1° de enero de 2018, creo que la industria está en condiciones de hacer el trabajo que hay que hacer para encajarse dentro de esas reglas.

-¿Por qué está cayendo el empleo en el sector?

Venimos con un proceso que algunos equipos se han bajado pero crecieron la productividad de algunas tareas. Tenemos 54 equipos llegaron a ser 72, pero venimos de 2013-2014 donde el precio estaba a US$ 100. Necesitamos una conversación franca que nos ponga de acuerdo sobre ciertas cosas que tenemos que hacer: cómo serán algunas modalidades contractuales nuevas para que podamos trabajar en forma más eficiente, un  esquema impositivo distinto. Son varias cosas, no es algo que solo podemos hacer nosotros solos.

Fuente IEco

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