En la Argentina de los subsidios, hasta viajar a Roma en Aerolíneas Argentinas tiene aportes del Estado. Cada pasajero que partió de Ezeiza y llegó a capital de Italia recibió el año pasado alrededor de 550 dólares (225 por cada tramo) que el Tesoro desembolsó para equilibrar aquella ruta.
Por estos días, el destino ha quedado en medio de la disputa entre los pilotos de la empresa y la conducción que comanda Isela Costantini. El motivo es simple, la número uno de la empresa quiere dejar de perder millones de ida y vuelta a Roma.
Según los datos compilados por LNData, en 2015, la ruta, que incluye gran parte del peregrinaje al Vaticano, demandó un subsidio de 21,24 millones de dólares que se repartió en los 94.000 pasajeros que pasaron por aquellos aviones. Lujos impensados de la Argentina kirchnerista que durante el año pasado destinó 58.205 dólares por día para sostener el destino.
Pero las cosas cambiaron y llegó aquel pedido oficial de intentar convertir a Aerolíneas en una empresa rentable, o al menos, equilibrada en el mediano plazo. La ruta a Roma quedó en la mira por estar en el podio de las perdedoras junto con Nueva York, Miami y Madrid.
En los primeros seis meses del año, el destino presentó una mejora. Según datos que pudo verificar La Nacion, el rojo es de 4,1 millones de dólares contra 10,52 al que ya ascendía a fines de junio del año pasado. No es todo gestión el ahorro, el precio del petróleo y su impacto en el del combustible ha sido el mejor aliado de Costantini. Por caso, en el primer semestre el ex Ceo Mariano Recalde había firmado un cheque de 8,82 millones de dólares para pagar el combustible que consumían los aviones que iban y venían a Italia. Este año, aquel desembolso llegó a 5,9 millones de dólares para pagar los 17 millones de litros que se utilizaron para el trayecto. Hay quienes dicen que la anterior administración no era buena compradora de combustible. Esos mismos dicen que hay pocos ingenuos en el mercado aerocomercial.
En los dos semestres comparados, el factor de ocupación fue de 79% en 2015 con 36.448 pasajeros y 80% en los esos mismos meses de 2016, con 39.510 asientos ocupados.
«Les escribo para que juntos trabajemos para salvar la ruta a Roma», pidió Costantini a través de una carta a los empleados. «Para lograr repensar esta ruta antes de julio de 2017, cuando se inicia la próxima temporada alta en Europa, necesitamos que 33 comandantes y 57 copilotos de la flota A340 pasen a volar en la flota A330», dice la ex General Motors.
Por ahora, nadie se anotó. Costantini puso un plazo, el 5 de septiembre, como fecha tope para que voluntariamente los pilotos inicien las capacitaciones. El martes 6, se iniciará un proceso obligatorio. Los pilotos dicen que no se puede obligar a dejar de volar A340 mientras la compañía tenga en su flota aviones de ese tipo. Así, creen, estarán cubiertos hasta 2018, cuando el último de estos gigantes de cuatro motores sea desafectado.
Pero no parece haber plazo hasta entonces. Menos aún en una Argentina que debate fuerte por el destino de los subsidios. Y claro, por más Papa argentino que haya, destinar 58.200 dólares por día para volar a Roma parece estar lejos en el listado de prioridades.
Fuente La Nacion
