domingo, mayo 19, 2024

Primer presupuesto de Macri, ¿cambiamos?

Los puntos más importantes del proyecto de ley del Presupuesto Nacional 2017 nos muestran para dónde vamos y siembra las bases para las decisiones de inversión.

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Entre las estimaciones más importantes se encuentran: una inflación de 17%; un dólar promedio a $17,92; una tasa de crecimiento del PBI de 3,5% y un déficit fiscal de 4,2%.

“Analizando el presupuesto presentado surgen algunos elementos para tener en cuenta de cara al período 2017”, advierten desde la consultora Invecq y enumeran:  

-Crecimiento e inflación: la administración actual estima que la economía se expandirá en un 3,5% el año que viene luego de atravesar una recesión del 1,5% a lo largo de este año como consecuencia de una caída en el consumo y la inversión.

Los ajustes macro que provocaron precisamente esta recesión en el corto plazo serían los generadores (entre otros) de la recuperación del año 2017. Continúa vigente la meta de inflación del 17%.

-Inversión: si bien se plantean aumentos importantes en las partidas destinadas a la inversión pública, las proyecciones oficiales no muestran un proceso de cambio estructural respecto a los últimos años.

Los análisis de largo plazo respecto a la economía nacional hacen hincapié en el bajo ratio de inversión respecto al PBI, y lo señalan como el factor responsable de la dificultad para lograr un proceso de crecimiento sostenible en el largo plazo.

En este aspecto se estima una inversión del 15,9% del PBI para este año que, si bien iría aumentando paulatinamente, llegaría al 2019 aún por debajo del 20%.

Vale aclarar que con un 20% de inversión, no se llegaría si quiera a alcanzar los mejores años del kirchnerismo (21% en 2007) y continuaríamos por debajo del 25% estimado como adecuado.

-Exportaciones: durante la campaña del año pasado el “modelo macrista” se presentaba como un modelo económico basado en la inversión y las exportaciones, a diferencia del modelo kirchnerista que había hecho del consumo privado y el gasto público sus pilares.

Visto ya que la inversión no experimentará en los próximos cuatro años un quiebre drástico de su tendencia de largo plazo, lo mismo ocurre con las exportaciones. Según los números presentados las ventas al exterior aumentarían tan solo dos puntos respecto al PBI entre el año actual y el 2019. Del 13,7% actual crecerían hasta el 15,7%, números que quedan muy por debajo del 21% promedio del período 2004-2011.

Claramente la caída de los precios internacionales impacta de manera directa en el análisis, pero justamente es el mismo elemento que debería haber tenido en cuenta el nuevo gobierno cuando imaginó un “modelo tirado por el comercio exterior”.  Más aún, ante un escenario de precios internacionales como el que estamos viviendo, el factor de competitividad cambiaria toma mayor relevancia.

“Sin embargo, el gobierno proyecta un dólar promedio para el 2017 de $17,92 que, frente al $14,99 promedio del actual período, implica una depreciación de la moneda del 19,5% muy en línea con la inflación que irá a buscar el gobierno. De este modo, la competitividad del sector transable no provendrá de la moneda”, advirtió Matías Surt, economista de la consultora Invecq.

-Retenciones: en una parte del texto presentado se estima un crecimiento de los ingresos por derechos de exportaciones del 36,8%. No se hace mención a una nueva rebaja en la alícuota que grava las exportaciones de soja lo que hace pensar que los rumores de una postergación serían verídicos.

Con un tipo de cambio aumentando menos del 20% y precios internacionales estables, las cantidades exportadas deberían crecer muchísimo para generar un aumento en la recaudación de casi el 37% con una rebaja del 5% en las retenciones a la soja.

-Situación fiscal: era de esperar que con los anuncios de aumentos de gastos que se dieron a conocer a lo largo de los últimos meses, sumado a las trabas legales para avanzar de una manera más rápida en la corrección de tarifas y subsidios, no fuera alcanzable la meta del 3,3% del PBI de déficit fiscal primario que había sido anunciada por Prat Gay en enero de este año.

Frente a este “gradualismo exacerbado” esperamos un mayor aumento de la deuda pública como porcentaje del PBI para financiar este desequilibrio fiscal que llegaría hacia el final del mandato con número superiores al 2% del PBI (y lejos de la meta original de 0,3%).

El rojo primario esperado ahora para el 2017 es del 4,24% del PBI, resultado de una expansión del gasto antes del pago de intereses del 21,3% y de los recursos primarios del 24,5% interanual (ambos números por encima de la inflación meta).

Donde sí se observa un cambio pequeño pero importante respecto a los últimos años es en la dinámica de la composición del gasto. Del total que se ejecutará el año próximo, los mayores aumentos estarán enfocados en los gastos de capital (+32% interanual) y no en gastos corrientes (+21% interanual). Esto se intentará lograr a pesar del fuerte peso que tienen los aumentos del gasto social (+35% interanual), principalmente jubilaciones y asignaciones familiares.

-Déficits gemelos: el desequilibrio externo continuaría aumentando, según las proyecciones presentadas, hasta alcanzar un déficit comercial de casi 5.000 millones de dólares en 2019. Con el déficit fiscal presente, el país tendría déficits gemelos al menos por 4 años más. Lo preocupante es la sostenibilidad de esta tendencia, dependiente de continuos ingresos de capitales.  

¿Cuánto mayor debiera ser la necesidad de capitales si se planteara un aumento del ratio inversión/PBI? Nuevamente el país se encuentra en un contexto de necesidad de financiamiento externo con niveles de inversión bajo para lograr un crecimiento sostenible en el tiempo.

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Entonces, ¿cambiamos?

“Desde el punto de vista institucional, no es menor la importancia de haber recuperado un instrumento fundamental de la política económica como es la veracidad del presupuesto general. Desde el punto de vista estrictamente económico, este presupuesto deja sabor a poco: no hay que esperar cambios estructurales en la economía argentina en el mediano plazo”, advierten en la consultora económica Invecq.

Por su parte, desde la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) remarcan que “los números del presupuesto muestran una evolución de los ingresos superior a la de los gastos (+22,3% vs. +22,1%) pero al mismo tiempo una leve disminución de la participación del gasto en el total de la economía, del 24,5% del PIB en 2016 al 24,2% en 2017”.

“Este comportamiento refleja la estrategia del gobierno de reducir el déficit fiscal de manera gradual, a diferencia de lo que había anunciado en los primeros meses de gestión. De esta forma se busca priorizar la recuperación económica por sobre la situación fiscal, aprovechando el bajo nivel de endeudamiento externo actual. Si bien esta decisión parece razonable, por cuanto el gobierno mantiene un margen de acción considerable en el terreno fiscal, es preciso definir claramente un sendero de reducción del déficit, que puede perfectamente ser gradual pero que debe ser constante, de manera que permita ordenar las expectativas y reducir las necesidades de financiamiento en el mediano plazo”.

“Para ello, sería conveniente que se expliciten los criterios a seguir en lo que hace a variables muy significativas para la evolución de las cuentas públicas, como el valor que se ha tomado para las tarifas de los servicios públicos –que determina el monto a pagar en subsidios económicos-, la pauta estimada de movilidad jubilatoria y las decisiones adoptadas con respecto a la rebaja de retenciones a la exportación de soja y a los ajustes en el Impuesto a las Ganancias”.

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