“Es un mercado que hasta ahora estaba relegado a grandes inversores, que podían comprar un piso entera de oficinas. Actualmente, a través de un fideicomiso, uno puede comprar una porción de esa oficina, que se alquila a grandes empresas. Esos inquilinos pagan en dólares con ajustes en los contratos que rondan el 8% anual. El ticket mínimo de ingreso es de 30.000 dólares. Y las ganancias se distribuyen mensualmente”, explicó Súcari.

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