miércoles, mayo 15, 2024

El mercado laboral revierte su tendencia

Por Esteban Domecq, economista de Invecq Consulting | Hace por lo menos 5 años que la dinámica del mercado laboral no es buena. El 2011 fue el último año en el que se observó un crecimiento importante en la cantidad de empleados registrados del sector privado.

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A partir de allí, si el desempleo no aumentó a un ritmo mayor fue solo como consecuencia de la función del empleo público como absorbente del excedente en el mercado laboral; pero la demanda de trabajo privado era claramente insuficiente para incorporar a los nuevos trabajadores que ingresan año a año al mercado laboral.

A simple vista los años 2013 y 2014 fueron de estancamiento en la generación de empleo, el 2015 mostró una tendencia positiva hasta el mes de agosto y desde allí comenzó a caer, proceso que continuó hasta julio de este año.

Según las últimas cifras del Ministerio de Trabajo en el mes de julio la variación desestacionalizada respecto a junio fue 0%, es decir que la caída se detuvo, y ya con los datos de agosto se observa la primera variación positiva: la cantidad de empleados registrados en el sector privado habría tenido un débil crecimiento (0,1%), resultado no observado desde agosto del año pasado, hace exactamente doce meses.

Para el año próximo las expectativas son más positivas: con muchas de las restricciones con las que funcionaba la economía hasta el año pasado eliminadas, y un crecimiento del PBI esperado de al menos 3%, la demanda de empleo debería crecer a un ritmo más fuerte, como no se observa desde el año 2011.

La otra variable relevante para analizar el mercado laboral es la evolución del salario, y más precisamente la del salario real. Con la combinación de la reducción de la inflación que se registró en los meses de agosto y septiembre y el incremento de los salarios, comenzó a observarse, a partir de julio, una recuperación de los salarios reales. Tal como lo explicó en reiteradas ocasiones el ministro Prat Gay, era esperable que una vez que la aceleración de la inflación llegara a su techo (en el mes de julio) y comenzara a descender en términos mensuales e interanuales, el crecimiento mensual de los salarios se ubicaría por encima del crecimiento de los precios y la caída en el poder de compra salarial comenzaría a revertirse.

En términos concretos, en julio el promedio de los salarios registrados por el Ministerio de Trabajo tuvo un crecimiento real del 6,3% y en agosto del 2%. De esta forma, la caída interanual que había alcanzado un máximo de 8,1% en julio se redujo al 3,5% en agosto. Es decir que, con relación al nivel de salarios reales también se encuentra otra reversión de tendencia: lo que caía hasta el mes de junio cambió el signo de variación mensual y comienza a recuperarse. En promedio, durante los primeros 8 meses del año se registra un índice de salario real del 1,04 (con base 1 en enero de 2009). Esto implica que la caída del salario real en lo que va del año fue más acelerada que la ocurrida en 2014 pero también lo fue la recuperación, por lo que en promedio el poder de compra salarial se encuentra en línea con lo sucedido en los primeros 8 meses del 2014. En relación al 2015 el promedio indica una reducción del 4% en el poder adquisitivo salarial, y es este el argumento principal para los reclamos de reapertura de paritarias, bonos de fin de año, etc.

Ahora bien, una vez descriptos ambos fenómenos es importante pensar en el efecto económico combinado de lo sucedido hasta el momento y de aquí en adelante: mientras que en los primeros 6 u 8 meses del año el nivel de empleo caía y el salario real se hundía, el quiebre de tendencia (crecimiento del empleo y recuperación del poder adquisitivo salarial) implica una recuperación importante de la masa salarial real, luego de varios meses de caída. Esto impactará directamente en los niveles de consumo privado y demanda agregada, impulsando la reactivación del nivel de actividad. El famoso “segundo semestre” no es más que esto. Una vez digeridos los ajustes más importantes e impostergables (esto no implica que no queden múltiples ajustes aún por llevar a acabo) que debían aplicarse, la demanda tocaría su piso y comenzaría a revertir la tendencia. Este fenómeno que puede ser analizado desde distintos mercados, también es claramente identificable a través de la dinámica del mercado laboral: los últimos datos del ministerio de trabajo pueden ser vistos como un “brote verde” más.

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