jueves, abril 18, 2024

Ranking inversor: plazos fijos y dólar abajo, acciones y bonos en lo alto del podio

El Merval repuntó un 42%. Así, pudo acompañar a la inflación y doblegar el alza del billete verde. Entre todas las firmas cotizantes, hubo un nutrido grupo que mostró resultados muy positivos, como Agrometal. ¿Cómo fue la performance de la plaza bursátil local respecto del resto del mundo?

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Cerró el 2016 y es hora de hacer el clásico balance anual, tanto en el mercado local como en las plazas bursátiles del mundo.

En relación con lo sucedido en el país en el plano financiero, la «película» muestra dos períodos claramente diferenciados.

El arranque de la gestión Cambiemos trajo consigo medidas duras pero, en su gran mayoría, envueltas en un manto de esperanza, tal como suele suceder en los albores de cualquier Gobierno.

«Fue algo así como la confianza propia de quien está mal pero cree en una pronta recuperación», sintetiza Diego Martínez Burzaco, economista de Inversor Global.

Ya en el segundo semestre, el persistente retroceso de la actividad económica y la ausencia de «brotes verdes» comenzó a generar impaciencia en los mercados.

Esto se fue reflejando en los precios de aquellos activos en los que influye fuertemente el nivel de expectativas y que dependen de las ventas en el mercado interno.

«El año terminó con fuerte caída del consumo y alta inflación. Esto dio lugar a que los inversores y ahorristas reaccionaran dolarizando sus carteras y tomando mayores recaudos», completa el experto.

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En términos estrictamente bursátiles, se observaron dos momentos con características bien distintas.

-El primero tuvo sus inicios en febrero, cuando se estaba negociando con los holdouts, acuerdo que finalmente se selló en abril.

Los inversores celebraron el regreso de la Argentina a los mercados de crédito. Pero ese festejo fue «a medias», ya que quedaron a la espera de una recuperación de la economía real hacia el segundo semestre.

-El otro período clave se registró en el último trimestre. En este caso, producto de un peligroso cóctel que combinó factores internos y externos.

Entre los primeros, la ausencia de los esperados «brotes verdes» y la baja de tasas propiciada por Federico Sturzenegger, desde el Banco Central, que desalentó las colocaciones en pesos.

Entre los segundos, la victoria del Donald Trump y la posibilidad cierta de que Estados Unidos suba la tasa (costo del dinero), algo que finalmente sucedió sobre fines de año.

A este combo se sumó la disputa política en torno a la posibilidad de gravar la renta financiera, iniciativa incluida en la ley de para reformar el impuesto a las Ganancias.

Ganadores perdedores
Al momento de hacer el balance anual, aparecen dos sectores que cobraron fuerte protagonismo.

-El primero es el energético y todo aquello vinculado con este rubro. Sobre todo las empresas eléctricas y gasíferas, que se vieron beneficiadas por los cambios en la política de subsidios y el reajuste tarifario.

-El segundo es el agrícola, que comenzó a cosechar los beneficios de la quita (o reducción) de las retenciones a las exportaciones de granos, junto con reglas de juego más claras para el comercio exterior.

En cambio, las acciones vinculadas a las empresas industriales fueron las grandes perdedoras, producto de la falta del rebote en la actividad, a partir de un consumo que se mantuvo hundido por la caída en el poder de compra del salario.

En cuanto a los bancos, que son animadores habituales del mercado, tuvieron un comienzo de año auspicioso tras la salida del default y el arreglo con los holdouts.

Sin embargo, no han quedado exentos de algunas complicaciones, como la caída en el rendimiento de los bonos (una de sus principales fuentes de ingresos) y el bajón en la demanda de créditos, que sólo comenzó a revertirse hacia finales de 2016.

Los números del 2016
Para medir el comportamiento de acciones, bonos y otros activos, deben tomarse algunas «varas» de referencia.

En la Argentina, estas suelen ser la evolución de la inflación y del tipo de cambio.

Es que si el rendimiento que ofrece un papel (o un plazo fijo) supera al índice de precios, entonces el ahorrista habrá ganado en términos reales.

En tanto, si se ubica por encima del alza del billete verde, habrá mejorado su patrimonio en dólares.

Puede ocurrir que se den las dos cosas a la vez o una sola de ellas, dependiendo cómo evolucione la cotización de un activo frente al índice de precios y a la tasa de devaluación.

Si se utiliza como referencia a la inflación, la «vara» de referencia a sobrepasar ha sido 40% anual, lo que complica alcanzar una buena performance en términos reales.

En cambio, para quienes miden la rentabilidad de sus colocaciones en dólares, ese objetivo no fue tan complicado, ya que la tasa de devaluación se aproximó a un 18%.

A partir de considerar estas referencias (40% y 18%), puede repasarse cómo le ha ido a los ahorristas que invirtieron en acciones y bonos en el mercado local.

Esto, en un contexto en el que el Merval acumuló un repunte del 42%, de modo tal que pudo acompañar a la inflación y doblegar el alza de la divisa estadounidense.

Claro que el comportamiento del principal indicador bursátil no fue lineal sino que experimentó fuertes bajas y alzas.

Concretamente:

-Tuvo una fuerte corrección inicial

-Evolucionó de manera positiva hasta mayo

-Se tomó un descansito hasta julio (Brexit y recesión local)

-Retomó su rally ascendente hasta tocar su máximo en octubre (56%)

-Cedió posiciones para cerrar el año con el porcentaje apuntado (42%).

En cuanto a los títulos públicos, en promedio avanzaron un 30%, con mayor protagonismo de los emitidos en pesos, que registraron una suba del 41%.

Al ir de lo general a lo particular, aparecen claramente identificados los grandes ganadores del período. Entre ellos, tanto las acciones del panel líder como del general.

Entre todas las cotizantes, hubo un nutrido grupo que mostró resultados altamente positivos, destacándose los de Agrometal, que marcaron un repunte del 265%.

Le siguió Petrolera del Cono Sur, con un crecimiento del 260%. Se trata de una subsidiaria de PDVSA, que en algún momento del año llegó a ganar un insólito 1.200%.

Luego se ubicaron las acciones de Grupo Concesionario del Oeste, que evidenciaron una mejora del 230%.

En cuanto a las acciones que cotizan en el exterior bajo la forma de ADRs, la performance más destacada quedó en manos de Petrobras, con un aumento del 140%, y la de Ternium, con el 10%.

Así como muchos inversores festejaron el 2016, porque los encontró al cierre con un notable repunte de sus patrimonios en dólares, otros esperan la revancha en 2017, ya que les fue decididamente mal.

En este segundo grupo se encolumnan aquellos que se volcaron por Comercial del Plata (-15%), Aluar (-16%) y Havanna (-17%), que comenzó a cotizar en junio.

Por el lado de los títulos públicos, los que han mostrado el mejor desempeño anual son aquellos emitidos bajo la forma de «dólar linked».

En particular, los de la Ciudad de Buenos Aires con vencimientos en 2019 y 2020, que avanzaron en promedio un 36%.

Por debajo se ubicaron el Discount en pesos (34%) y otro bono dólar linked: el Bonad 2018 (33%).

En cuanto a las inversiones más conservadoras, los plazos fijos en pesos quedaron muy por debajo de la inflación del año (28%), de modo tal que no les permitieron a los ahorristas proteger su dinero de la suba de precios.

Sí, en cambio, pedalear durante varios meses la «bicicleta financiera»: desarmar posiciones en moneda extranjera, ganar con los depósitos en pesos y, con lo obtenido, recomprar más dólares.

¿Qué ocurrió con las tan promocionados títulos Lebac, emitidos por el Banco Central? Más allá de su «high profile», avanzaron un 35%. Es decir, perdieron 6 puntos porcentuales frente al avance de los precios.

Ahora bien, si se la medición se hace teniendo en cuenta la tasa de devaluación y no la inflación, la cosa cambia.

Las Lebac permitieron incrementar el patrimonio en dólares un 17% y los plazos fijos, un 10%.

¿Qué pasó en el mundo?
Las principales bolsas del mundo han vuelto a tener un año bastante desigual, en el que Wall Street superó a los mercados europeos por octavo año consecutivo.

Los motivos han sido:

-El pobre comportamiento de los bancos europeos frente a los americanos

-La mayor vulnerabilidad del Viejo Continente frente a los vaivenes del mercado, en particular tras el «Brexit».

-El rally alcista de Wall Street tras conocerse que Donald Trump iba a conducir los destinos de la principal potencia mundial.

También influyó la evolución del precio de algunas materias primas. En particular el del petróleo, que se fue recuperando durante el año para terminar por encima de los u$s50.

De esta forma, el año concluyó con alzas en Wall Street por encima de 10%, frente a caídas que de igual magnitud en el MIB de Milán, que se convirtió en el peor índice en Europa.

En el otro extremo, el DAX alemán trepó más de 8% mientras que la gran ganadora fue la Bolsa de Londres, en uno de los años más extraños que se recuerden.

Subió un 13% al haber encontrado en el desplome de la Libra (tras el Brexit) un claro argumento alcista.

Por completar el cuadro, el Nikkei japonés trepó cerca de un 4% y el conjunto de países emergentes casi el 8%.

En cuanto a las materias primas, el oro avanzó un 6,8%, en tanto que el petróleo se ubicó medio punto porcentual por encima.

Por el lado de las agrícolas, la nota la dio la soja, que se elevó un 16%, mientras que el trigo retrocedió un 14% y el maíz prácticamente cerró sin cambios frente a fines del año pasado.

Fuente: Iprofesional

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