viernes, marzo 29, 2024

¿Son factibles las metas fiscales?

Por | Esteban Domecq - Economista y Director de Invecq Consulting S.A. | A solo un mes de terminar el año y con los números del Ministerio de Hacienda disponibles hasta el mes de octubre– se puede visualizar con bastante claridad la situación de las cuentas públicas y la evolución que vienen mostrando los distintos componentes.

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En los primeros diez meses del año, los ingresos totales a las arcas públicas tuvieron un aumento interanual del 30,8% (respecto a los mismos diez meses de 2016). Dentro de ellos, el componente másimportante –ingresos tributarios tuvo una variación interanual de casi el 30%. Con unalza de precios del 25% para el mismo período, los ingresos fiscales tuvieron un crecimiento en términos reales del 4,7% (3,7% crecieron los ingresos tributarios).

En el mismo período, el gasto total tuvo un incremento del 27,6% interanual, que en términos reales implica un aumento del 2,1%. Es decir que, a grandes rasgos y mirando las cuentas agregadas, el Gobierno está logrando cumplir con lo que le demanda el gradualismo: que los ingresos crezcan por encima de la inflación y a su vez que lo hagan a un ritmo mayor que el de los gastos.

Para el cierre de este año, la meta indica que el fisco debería cerrar con un déficit primario máximo del 4,2%. Esperamos que esta meta sea sobrecumplida de cara a la buena evolución que están mostrando los recursos tributarios, pero fundamentalmente a un error de cálculo respecto al déficit del año pasado. En vista de que el déficit de 2016 fue del 4,3% y no del 4,8% estimado (como
consecuencia de una mayor inflación), la base de comparación es más baja y cerrar el 2017 en 4,2% no hubiera requerido ningún esfuerzo interanual.

De este modo, esperamos un déficit primario final del 3,8%, aumentando 1,3 puntos por centuales respecto al 2,5% registrado hasta octubre.

Al hacer una comparación interanual, se observa que respecto al 3,4% PBI que se registraba hacia octubre del año pasado, el déficit primario tuvo una importante reducción de casi 1 punto del
PBI. Sin embargo, cuando se analiza el déficit fiscal total, es decir, incluyendo los gastos en concepto de intereses de deuda, el panorama es bastante menos alentador.

Mientras que al décimo mes del año pasado el déficit total era del 4,6% del PBI, hoy registra un resultado negativo del 4,2%, reduciéndose en solo 0,4 puntos.

El crecimiento de los intereses de la deuda (debido al cambio en el financiamiento del déficit)alcanza tasas de casi el 80% interanual. Por lo tanto, gran parte de lo que se ahorra en menores gastos primarios, se va en concepto de intereses sin lograr mejorar significativamente el resultado agregado de las cuentas públicas.

El gráfico muestra la variación interanual real (es decir, ya descontada la inflación) en los primeros diez meses del año, para los distintos componentes del gasto público. El tamaño de las burbujas indica el peso relativo de cada partida sobre el total del gasto.

Se visualiza claramente que el Gobierno ha podido avanzar en la corrección de algunos gastos de manera mucho más rápida y efectiva que en otros. Los subsidios económicos, por ejemplo, registran una reducción interanual real de casi el 40% como consecuencia del reordenamiento tarifario llevado a cabo por el ministro Aranguren.

Los gastos de capital, que fueron uno de los componentes más dinámicos durante la segunda mitad del 2016 y la primera de 2017, ya muestran una caída real de casi el 4%. En este rubro, los importante ahorros obtenidos por una mayor transparencia y control del gasto permitieron incluso llevar a cabo mayores obras que en años anteriores, aunque con un gasto menor, como el caso de las licitaciones de rutas a precios 40% más bajos que en 2015. La reducción de “otros gastos corrientes” se debe en mayor medida a una mayor eficiencia en la administración de las empresas públicas, que muestran una reducción de su déficit operativo del 15% real.

Si bien son todos logros importantes, estos tres componentes representan poco menos del 25% del gasto total y no es esperable que puedan continuar mostrando esta tendencia por muchos años más.

La partida del gasto más preocupante de cara al futuro, sin embargo, es la de las prestaciones sociales: representa exactamente la mitad de todo el gasto nacional y crece en términos interanuales un 10% por encima de la inflación y, también, por encima de los ingresos tributarios.

Dentro de esta partida, el principal componente (el 70%, aproximadamente) está dado por las jubilaciones y pensiones que, en lo que va del año, muestran un crecimiento del 13,5% en términos reales

La reparación histórica a los jubilados, la implementación del ingreso universal a la vejez y el diseño de la fórmula de actualización de todas las prestaciones sociales son los factores que están por detrás de este fenomenal crecimiento que pone en jaque (en términos macrofiscales) todo el esfuerzo de re
ducción que pueda hacerse en el resto de las erogaciones.

Se requieren reformas estructurales en el diseño del gasto público, principalmente en lo que se refiere a las prestaciones sociales. Solo así será posible el cumplimiento de las metas impuestas por el Ministerio de Hacienda en un contexto en el cual se busca reducir también impuestos (gradualmente) y en el cual el crecimiento de la economía no volverá a alcanzar tasas chinas.

Por | Esteban Domecq – Economista y Director de Invecq Consulting S.A.

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