jueves, marzo 28, 2024

Reforma tributaria: hay mucho ruido en el Gobierno y Macri amenaza

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Qué incluye un plan que genera pasiones y tensiones. Y cuánto quieren ajustar.

La reforma impositiva contempla en su proyecto inicial instrumentar un controvertido impuesto a la renta financiera que alcanzaría también a las Lebac.

Los principales banqueros del país cuentan con la información confirmada. Ya fue tema de discusión en la Asociación de Bancos Argentinos.

Los financistas tienen todo el detalle de la reunión donde el equipo económico expuso los cambios al presidente Mauricio Macri.

Los ministros le hablaron de un conjunto de iniciativas para compensar la baja en la recaudación que generará la lenta reducción (a 5 años ) de un puñado de impuestos.

Clarín también confirmó con fuentes de la Casa Rosada que la propuesta está lista. Sólo falta la bendición final del Presidente.

Incluye eliminar las exenciones al Impuesto al Valor Agregado (IVA) y crear el impuesto a la renta financiera.

Y prevé otra medida fuerte: todas las actividades financieras pagarían el nuevo tributo.

O sea que entrarían las extraordinarias utilidades que genera la estrella financiera del Banco Central: las codiciadas Lebac, o el millonario déficit cuasifiscal que genera mensualmente Federico Sturzenegger.

La propuesta se analizó en secreto en la Casa Rosada.

Ese es el motivo por el cual ningún funcionario desmintió por completo la aplicación del tributo. Luis Caputo lo dijo en AEA: «Está todo en agenda. Pero no hay nada definido».

Los banqueros sostienen incluso otra cuestión: que las tasas sobre las Lebac podrían aplicarse retroactivas al stock de cada banco y no sólo sobre futuras licitaciones.

El tributo levanta pasiones y tensiones en el Gabinete.

Se habla de muchos millones y de tocar a las “vacas sagradas” del sistema financiero.

El dúo Mario Quintana-Gustavo Lopetegui avala el plan que propone Nicolás Dujovne: la situación fiscal está al rojo y creen que los ingresos no se pueden debilitar. Que al final de la reforma el efecto tiene que ser neutro y que, por lo tanto, para reducir el impuesto al cheque e ingresos brutos, hay que crear impuestos y eliminar exenciones.

Quintana, además, conoce algunos datos políticos: si el Gobierno no propone el impuesto a la renta, será la oposición quien lo imponga en el Congreso.

La cúpula del Central bombardea la iniciativa. Sturzenegger cree que le pueden arruinar un instrumento, así sea parte de la bicicleta de las Lebac.

Caputo -en esta- estaría aliado al BCRA. Pone paños fríos y repite: «El impuesto se evalúa, pero nada hay definido».

Alberto Abad, de la AFIP, también se metió en la discusión: insiste en que para bajar tributos primero es necesario bajar el gasto.

La cuestión tensó las internas en el gabinete económico. Fue el propio Presidente quien salió a dar un fuerte respaldo a Dujovne.

Sucede que hay muchos ministros que no aceptan los recortes presupuestarios que pretende imponer Hacienda. En algunas reparticiones llega hasta 20%.

Eso está generando mucho ruido dentro del Gobierno y feroces reproches internos. La mayoría de los ministros pretende que el ajuste lo haga otro miembro del Gabinete.

La rebeldía de los funcionarios obligó a que Macri los amenazara: «Si alguno no se preocupa por bajar el déficit, esto no va andar».

Se trata de un monumental recorte: la Casa Rosada quiere un ajuste equivalente a unos 90.000 millones de pesos.

La cuestión se comenta en el establishment. No habrá inversiones abundantes en la Argentina mientras continúe el actual desequilibrio macroeconómico que genera atraso cambiario, altas tasas de interés, presión tributaria récord y un creciente -e insostenible en el largo plazo- endeudamiento.

Según cuentas exactas, el déficit fiscal del sector público argentino es del 8% del PBI.

Jorge Sorabilla planteó el tema con duros reproches al ministro Dujovne. El encuentro en la UIA venía tranquilo, pero el cruce fue tremendo.

Sorabilla afirmó: «Los empresarios privados hicimos el ajuste, pero el Estado no. Sigue de fiesta y por culpa de ustedes no podemos competir«.

Dujovne le saltó a la yugular: «Antes podían competir porque eran cómplices de Débora Giorgi y Guillermo Moreno, que les daban sobreprotección a costa de los consumidores”.

El triunfo electoral de Cambiemos endureció a Macri con sus ministros. Fueron fuertes los reproches al grupo que participó del fracaso con el biodiésel.

Macri quedó desconcertado y no entiende cómo antes no sonaron las alarmas en la Casa Rosada.

El Presidente dedicó una “reunión de coordinación” para lanzar dardos contra el cuarteto integrado por Jorge Fourier, Francisco Cabrera, Ricardo Buryaile y Miguel Braun. Porque antes del bloqueo que le hicieron al biocombustible argentino hubo señales claras de Estados Unidos, que el Gobierno despreció.

A principios de agosto Buryaile encabezó una misión a Washington por el tema. Fue un fracaso. La delegación quiso reunirse con el secretario de Comercio y el funcionario los evitó: Wilbur Ross imprevistamente decidió cancelar el programado encuentro cara a cara. Sólo pudieron charlar desde el hotel y por Skype.

Ahora el tema está en Europa.

Hay promesas y un temor: que el tiro salga por la culata.

Fuente | Clarin

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