Parecería que la Argentina ha dejado la recesión atrás para comenzar a crecer. La economía ha mostrado signos que indicarían que a partir del segundo trimestre la actividad económica se va a recuperar. El sector responsable
de esta suba será el agro, que ha tenido como estímulo la eliminación del impuesto a la exportación y se encuentra con la espalda suficiente para demostrar, una vez más, que es la actividad con mejor ventaja comparativa natural.
Sin embargo, el resto de la economía se encuentra
en otra sintonía. El consumo no muestra la fortaleza suficiente, pues -a pesar de la desaceleración de la inflación- el poder
adquisitivo no se recupera. A esto se suma que la obra pública, aún buscando estimular el equipo económico, tardará en impactar sobre el PBI, dado que los procesos para su aprobación y puesta en marcha llevan ritmos distintos a los deseados.
Bajo este escenario, la curva soberana en dólares ha dejado de comprimir, si se la compara con el resto de los países latinoamericanos; esto se debe a la dominancia fiscal, que se mantiene vía financiamiento de deuda, lo cual explica el tipo de cambio estable.
Si se analiza la curva en pesos, la misma se redujo en todos los tramos como consecuencia de que la tasa que devenga fue mayor
a la devaluación del dólar en igual período de tiempo.
El año electoral que se vislumbra indicaría un dólar con poca volatilidad hasta mitad de año, ubicándose alrededor de 15,40 y 15,70.
Por lo tanto, una cartera muy corta en duration y con gran ponderación en pesos sería lo más adecuado.
Siguiendo con este desarrollo, sería factible destinar un 45% del portfolio en Lebac de diferentes plazos, que permitiría fijar una tasa favorable por un determinado tiempo. Por ejemplo, 30% en Lebac de 35 días (recomprándolas a su vencimiento) y un 15%
